NAZISMO

¿El salvador de razas
o
el destructor de todas?

LOGROS DEL NACISMO:
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Como Hitler era vegetariano defendía mucho a los animales por tanto hizo que la Alemania nazi fuese el primer país en el mundo en prohibir la vivisección es decir, la disección de los animales.
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Movimiento anti-tabaco, Hitler dejo de fumar lo que le llevo a que no soportase el tabaco y tampoco que la gente fumase cerca suyo. Consiguió crear uno de los movimientos del tabaco más caro y eficaz de toda la historia. Esto llevó a que las estadísticas de consumo de tabaco en el país disminuyeran hasta cifras de 749 cigarrillos por persona y año. El eslogan era No lo devoras -los cigarrillos- sino que ellos te devoran a ti”
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En cuanto a las autopistas Hitler construyó en Alemania la mayor y mejor red de carreteras de alta velocidad de Europa y para ello utilizó a más de 100.000 trabajadores.
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Avances médicos, no fue por algo bueno pero a través del uso de la tortura, descubrieron información que es discretamente utilizada por los médicos y los científicos médicos de hoy. Así es como avanzaron en el estudio de la hipotermia, por ejemplo.
Testimonio de Ima Spanjaard:
Crecí en una familia judía de clase media en Holanda. En 1941 trabajé como asistente en la clínica de un dentista amigo de mis padres. Mi padre era médico y junto con mi madre fue arrestado en 1942 y llevado por los alemanes a diferentes campos de concentración. Mi hermano pequeño fue trasladado a Auschwitz y asesinado poco después. Aún hoy no puedo hablar de él.
Estaba sola en Holanda y un conocido de la familia me ofreció ayudar a escapar a Suiza. En el camino teníamos que parar en Bruselas para recoger los pasaportes falsos. Tan pronto como entramos en la ciudad me condujo directamente al cuartel de la Gestapo.
Fui enviada primero al campo de Mechelen, en Bélgica. Más tarde fui trasladada a Auschwitz, donde permanecí los tres años siguientes. Haber estado en Mechelen me preparó para lo que me esperaba en Auschwitz, donde todo era peor.
Hay algo de allí que nunca olvidaré; esa sopa casi fría y grasienta de color marrón que comíamos cada día. Por la noche nos daban un pedazo de pan que justo alcanzaba para cuatro rebanadas finas. Comíamos dos y guardábamos las otras dos para desayunar. El hambre que pasamos era insoportable.
Al tener experiencia trabajando como asistente de dentista me emplearon como enfermera. Otras mujeres no fueron tan afortunadas y su destino fue servir como animales para experimentos.
Recuerdo que un día un doctor escogió, una a una, a cuarenta mujeres de mi barracón que fueron llevadas a Heidelberg; allí se les asesinó con una inyección en el corazón, y una vez muertas las pusieron en formol para que los estudiantes de medicina pudieran practicar con sus cadáveres.
Todo el mundo trabajaba sin descanso en Auschwitz; todos menos aquellos destinados para la experimentación. Había en el campo un polaco que se encargaba de tatuarnos en el brazo un número; el mío todavía visible es el 42.646 y junto a él una estrella de David.
El tipo era un inútil escribiendo y a menudo tachaba lo escrito y empezaba de nuevo; así que mucha gente tenía estos garabatos en los brazos y cuando llegó mi turno le dije: "Pon atención y hazlo bien" y empecé a reírme de mí misma, porque en aquel momento me di cuenta de lo estúpido de mi vanidad si al fin y al cabo iba a morir en la cámara de gas.
Muchos de los experimentos hechos en mujeres eran experimentos de esterilización. Utilizaban jóvenes vírgenes que eran llevadas a la sala de Rayos-X, donde se les aplicaba radiación en los ovarios.
La exposición a los Rayos-X no debe ser de más de unos segundos pero a ellas las mantenían allí durante varios minutos. Las quemaduras eran horribles.
Después las operaba un prisionero polaco que era ginecólogo. Muchas morían en el proceso pues se utilizaba el mismo instrumental sin esterilizar para todas. Las que sobrevivían eran inyectadas con un líquido blanco. Después de dos meses se volvían a hacer Rayos-X para comprobar que los ovarios habían sido totalmente destruidos.
Todo lo que teníamos para atender a esas pobres mujeres era agua y papel higiénico. Otras veces aplicaban yodo repetidamente en cuello del útero de algunas mujeres provocando cáncer en la zona.
Una vez desarrollado el cáncer, realizaban operaciones de extirpación de la matriz, el cuello del útero y el útero. El doctor que realizaba las operaciones trabaja en un instituto de investigación contra el cáncer en Berlín.
Más de 80 mujeres pasaron por el quirófano; las recuerdo bien porque yo les administré la anestesia. Todavía hoy me pregunto cómo pude hacerlo; yo era igual que ellas.
Cuando estás en esa situación, sobrevivir es tu único motor; es el mas básico de los instintos. Haberme negado hubiera supuesto mi condena de muerte. A pesar de ello todavía lloro y me avergüenzo de no haberme negado a tomar parte en aquel horror.
Finalmente cuando los estadounidenses nos liberaron, después de haber sido trasladados de Auschwitz por los alemanes, a unos llevaron a un pueblo cerca de Leipzig. Mis pies estaban deshechos por el frío y no podía andar por mí misma.
Recuerdo mi primera comida: dos huevos duros. Apenas podía comer nada entonces. Más tarde, comer fue lo único que hacía; no distinguía los sabores pero no importaba, comía sin parar.
Nunca olvidaré la sensación de las sábanas en mi cuerpo; era como si nunca hubiera dormido en sábanas antes. Recuerdo también los jardines de las casas del pueblo, bien cuidados y llenos de rosas bellísimas.
Hoy he estado trabajando en el jardín de mi casa. Cuando después de muchos años no podía comer ni dormir, cultivar flores fue como una terapia. Dentro de poco, esas rosas que ves ahí se abrirán y mi jardín se iluminará con ellas.